DIÁLOGO CIENCIA FE BIOLOGÍA
SI YO FUERA PROFESOR DE BIOLOGÍA… Y ATEO:
Si yo fuera profesor de biología… y ateo, y si además fuera una persona reflexiva que se plantea por el origen de la vida, diría que Dios es el Carbono, combinado con mucha paciencia y estabilidad medioambiental que posibilite la evolución; y así me gustaría contárselo a mis alumnos de secundaria y bachillerato, para combinar un poco de toda la ciencia básica vista hasta el momento con algo de espiritualidad, siempre intentando que establezcan conexiones neuronales y transversalidad en los conocimientos adquiridos y las preguntas que algunos nos hacemos en la almohada.
Les diría además, que el agua, el aire y la materia de la que estamos compuestos está formada por elementos químicos. Les haría caer en la cuenta de que esos elementos que forman nuestro cuerpito no son nuestros, nos los ha prestado el Universo.
Posiblemente tardaría mucho tiempo en hacerles ver que el oxígeno que ahora está en el aire, sin duda alguna, antes estuvo en otro sitio: en el agua, en una planta, en otro ser vivo, en otro ser humano… y así con todos los elementos que forman parte de nuestro cuerpo.
Les diría que si fuéramos capaces de hacer el currículum maratoniano de algún átomo de nuestro cuerpo, posiblemente fliparíamos cayendo en la cuenta de la infinidad de estructuras animadas e inanimadas de las que formó parte, antes de pertenecernos a nosotros.
Elijamos por ejemplo un átomo de carbono de nuestro dedo meñique. Se formó en una estrella, como consecuencia de fusiones nucleares de átomos más elementales…. Cuando la estrella agotó su energía y se convirtió en una explosiva supernova, ese átomo de carbono inició un viaje interestelar precioso por el Universo… ése átomo en concreto (mi átomo de carbono del dedo meñique) aterrizó en la Tierra cuando se estaba formando, e inició un viaje maravilloso, siendo primero CO2 y después de bacteria en bacteria, de alga en alga, de planta en planta, de animal en animal, y vuelta a empezar…. Hasta llegar a mi dedo meñique.
Posiblemente formó parte de algún dinosaurio, posiblemente de especies vegetales y animales extintas y desconocidas… hasta que llegó a mi dedo meñique.
Llegados a este punto, tendría que decirles que el viaje del átomo de carbono no ha terminado en mi dedo meñique… le queda mucho por viajar. Cuando yo ya no ande por aquí dando clases, seguirá su andadura y seguramente formará parte de un montón de estructuras (animadas e inanimadas) por toda la eternidad… lo cual no deja de ser algo triste pero precioso. La materia de la que estamos formados nos la presta un tiempito el Universo, pero seguirá su andadura. Sólo nos la han prestado… que pena.
Quisiera que mis alumnos cayeran en la cuenta de que estamos hablando de un átomo, sólo de un átomo de los millones de millones que forman nuestro cuerpo. Reconozcamos que mola pensar que el curriculum de nuestra materia es tan extenso, que antes que nosotros y después de nosotros esta materia, en este momento, mi materia, ha estado y va a estar rulando por infinidad de formas de vida diferentes.
Tengo que centrarme… Si fuera profesor de Biología, la vida para mí sería lo más. Y si fuera ateo, tendría que reconocer el éxito del átomo de Carbono: es el elemento más preparado para formar cadenas super largas. Sin las propiedades químicas del Carbono es impensable la existencia de cadenas complejas como las proteínas y sin ellas es igualmente impensable la aparición de una cadena molecular vital, el ADN, la molécula que es capaz de replicarse a sí misma sin la cual, la vida no sería lo que es.
Por ello, debo afirmar que si fuera profesor de Biología y ateo, el átomo de Carbono, sería el origen de la vida, sería Dios. Si fuera creyente y profesor de Biología, tendría que reconocer que Dios se sirvió de las propiedades químicas del átomo de Carbono para realizar su Obra principal, la vida.
Creyente o no, tengo que aceptar que todo ello combinado con importantes cantidades de paciencia e intentando una estabilidad medioambiental que posibilite la evolución desde las formas primitivas de combinación del carbono hasta las complejas formas de vida actuales.
En cualquier caso, creyente o no, me parece emocionante que la materia que nos forma, antes estuvo en otras formas de vida y después de nosotros seguirá su andadura en otras formas de vida… mola. ¡Estamos conectados!
Al final… lo de “…polvo eres y en polvo te convertirás…” va a ser verdad… ya lo decía Carl Sagan con eso de “… somos polvo de estrellas…”, … precioso sin duda.
Alberto Pérez Montesdeoca
A lo mejor interesa leer, estos otros artículos, que se podrían catalogar como intentos de diálogo ciencia-fe, o incluso diálogo cultura-fe:
SI YO FUERA PROFESOR DE FÍSICA… Y ATEO
SI YO FUERA PROFESOR DE QUÍMICA… Y ATEO
SI YO FUERA PROFESORA DE ECONOMÍA… Y ATEA
LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN… ¿PUEDEN CONVIVIR?
SIENDO YO PROFESOR DE GEOGRAFÍA… ¡Y CREYENTE!
SI YO FUERA PROFESOR DE MATEMÁTICAS… Y ATEO
RELACIONADO CON EL PERFIL DE SALIDA DEL ALUMNADO DE LOS INSTITUTOS DIOCESANOS
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