Si yo fuera profesora de economía… y atea, y si además fuera una persona reflexiva que se plantea el origen de las desigualdades económicas existentes en el mundo, diría que los políticos son Dios, y así me gustaría contárselo a mis alumnos de secundaria y bachillerato.
Haríamos un estudio de la realidad actual y veríamos que nos encontramos con países ricos y países pobres, que dentro de un mismo país también hay personas que disponen de todo el dinero que necesitan para hacer lo que desean, mientras que otras no tienen ni que comer, que algunos no paran de viajar porque desean recorrerse el mundo y conocer cada rincón, mientras que otros solo desean viajar para ir a un país donde tengan dónde trabajar para vivir.
Al analizar cada caso, veríamos que los que permiten que haya regiones ricas y pobres son los políticos. Mientras que hay países como Chad, que a pesar de ser ricos en petróleo, invierten las ganancias en la compra de armas y no en el bienestar de sus ciudadanos (y así hoy por hoy se considera el quinto país más pobre del mundo, ya que el 80% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza), también nos encontramos otros países que aprovechan los recursos naturales de otros países que son pobres y que gracias a ello, son primeras potencias mundiales como EEUU.
¿Quiénes permiten que ocurran estas situaciones? ¿Quiénes permiten ese reparto desigual de la riqueza entre países e incluso, dentro de ellos mismos? ¿Quiénes consienten que haya personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza? ¿Quiénes dedican recursos a buscar agua en Marte, mientras no buscan agua donde hay personas que la necesitan? ¿Acaso no son los políticos los que se quedan de brazos cruzados y los que hacen la vista gorda ante esta realidad que no les interesa ver, siendo ellos los únicos que pueden dedicar recursos y medios a subsanar estas diferencias?
Sí, si yo fuera profesor de economía y ateo, sin duda, les enseñaría a mis alumnos que los únicos dioses en este planeta, son los políticos.
Pero, ¿y si fuera creyente? Si esto fuera así, diría que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza y por ello, hizo el hombre libre. Libre para decidir si hacer el bien o el mal, y para plantearse si vivir en un mundo lleno de desigualdades o si ayudar al prójimo siempre que estuviera en su mano.
Eva Rodríguez Santana
A lo mejor interesa leer, estos otros artículos, que se podrían catalogar como intentos de diálogo ciencia-fé:
SI YO FUERA PROFESOR DE FÍSICA… Y ATEO
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LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN… ¿PUEDEN CONVIVIR?
SIENDO YO PROFESOR DE GEOGRAFÍA… ¡Y CREYENTE!
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