EL EXAMEN COMO OPORTUNIDAD:EL EXAMEN COMO OPORTUNIDAD

«La buena suerte es el lugar donde confluyen la PREPARACIÓN y la OPORTUNIDAD».

La afirmación anterior se atribuye a Séneca y resume el objetivo de lo que estamos tratando: LOS EXÁMENES SON OPORTUNIDADES.

OPORTUNIDADES a la que tenemos que enfrentarnos con PREPARACIÓN:

… para tener la buena suerte de que nos pregunten todo lo que sabemos…

… para no desperdiciar la OPORTUNIDAD con nervios innecesarios por falta de PREPARACIÓN. Nervios que nos pueden mermar la calificación.

OPORTUNIDAD de conocernos a este nivel emocional. Si nos angustian los exámenes a niveles más allá de lo razonable, tenemos que trabajar esta cuestión, tenemos que aprender a gestionar ese estrés. Nos quedan muchas «oportunidades» y esto hay que resolverlo cuanto antes. Sin ninguna duda, cuánto más PREPARACIÓN, menos angustia.

… para aprovechar la OPORTUNIDAD de comprobar el nivel real en el que nos encontramos, a la vista del resultado que obtengamos.

… y poder redirigir nuestros esfuerzos hacia una futura subida de nivel.

… para tener la OPORTUNIDAD de demostrar a nuestro entorno, a nuestra familia, que estamos cumpliendo con nuestras obligaciones y con los objetivos compartidos, con lo que podemos obtener privilegios familiares y se puede seguir confiando en nosotros.

En los exámenes escolares siempre se pregunta lo que se ha tratado en clase o se ha indicado como material de referencia, de ahí la importancia de la atención en clase, de anotar todo lo que se dice y la consulta de los materiales. Sería muy triste que por un despiste en un instante, la PREPARACIÓN no merezca la pena y perdamos la OPORTUNIDAD.

Cuando nos preparamos de manera insuficiente una prueba, corremos el riesgo de que tengamos que volverla a realizar, con lo que es un desperdicio de tiempo que se podría haber evitado con algo más de PREPARACIÓN.

Debemos ser conscientes que nos quedan muchos exámenes por hacer, incluso algunos fuera del entorno «formativo». Posiblemente nos presentemos a oposiciones, e incluso en la vida laboral nos examinamos continuamente. Si nos paramos a pensar, incluso en la vida social estamos permanentemente examinándonos. Hagamos por ello que visualicemos los exámenes como oportunidades de posicionarnos a un buen nivel y si no nos salen bien, debemos tomarlos como la oportunidad de mejorarlos en la próxima convocatoria (siempre hay una próxima convocatoria).

Es una buena estrategia, con la mirada puesta en la solución al problema, no echar la culpa de nuestros fracasos a factores externos. Con frecuencia, cuando desperdiciamos oportunidades, normalmente la culpa es nuestra. Sólo este reconocimiento nos pone en la línea de arreglarlo, como decimos, en próximas convocatorias.

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