EN CLASE NO SE ENTERA DE NADA
CARTA A LOS PADRES DE UNA ALUMNA, QUE SE HAN DIRIGIDO A SU PROFESOR, DICIENDO QUE EN CLASE DE FÍSICA Y QUÍMICA, SU HIJA, “NO SE ENTERA DE NADA”:
Indican que como no se entera de nada, tendrán que ponerla en clases particulares.
Aclaramos que cualquier parecido de este artículo con la realidad, es pura coincidencia.
Al respecto de lo que me comenta, las clases de refuerzo, las clases particulares, son siempre un apoyo, ya que significa un tiempo añadido al tiempo de trabajo del alumno. En cualquier caso y de manera general, salvando dificultades de aprendizaje especiales en algún caso, las clases de refuerzo no son necesarias, siempre que el alumno ponga de su parte: atención y asistencia a clase, repaso ligero de lo visto diariamente en cada asignatura y realización de actividades encomendadas, estudio con interés para las pruebas evaluadoras.
Debo decir que lamentablemente cada vez es más frecuente el caso de alumnos que no aprovechan el tiempo en clase en el instituto, atendiendo como es debido. Este tipo de alumnos cuando se acerca el final de curso, nos piden a nosotros, los padres, clases de refuerzo-particulares para subsanar las lógicas carencias que tienen como consecuencia de su falta de interés desde el comienzo del curso. Esta es una penosa realidad, ya que si el alumno hubiera atendido y trabajado como era su obligación, no estaría la familia sufriendo el correspondiente gasto económico que suponen estas clases particulares. Mi recomendación en este caso a los padres, es que encuentren el modo de descontarles el gasto que genera a la economía familiar estas clases, a través de la asignación semanal, privilegios familiares, regalos…
Observo además como familias con pocos recursos económicos, costean con mucho sacrificio estas clases en alumnos que le aseguro que no ponen ningún interés de su parte atendiendo en el instituto o trabajando en casa y en clase, para que esos refuerzos no sean necesarios. Este “robo a mano armada” a la economía familiar debería estar tipificado como delito salvo en los casos en los que el alumno tenga realmente dificultades de aprendizaje, que le aseguro que no es el caso de su hija, ya que percibo que tiene suficientes capacidades.
Evidentemente, la inclusión de su hija a unas clases particulares, es una decisión familiar en la que no debo intervenir. No obstante lo anterior y debido a mi experiencia debo decirle que si un alumno se compromete a invertir el tiempo que dedica a clases particulares (incluyendo el tiempo en el que se tiene que vestir, transporte, clase, transporte de vuelta, volverse a desvestir…) en tiempo de trabajo personal en casa con responsabilidad en la asignatura en cuestión, posiblemente obtenga unas notas increíbles y no tendría que sangrar la economía familiar.
Al respecto, le recomiendo la consulta de los siguientes materiales audiovisuales, que pueden ser un apoyo o incluso una alternativa a los profesores particulares, elaborados con la mejor voluntad por mí mismo: https://www.youtube.com/channel/UCucNzzK0h1D3ngLEm24sWrg
Hoy su hija, en clase, por primera vez, en cinco meses, me ha hecho una pregunta: ha levantado la mano, se ha dirigido a mi y ha dicho: “no me entero de nada”. Al coincidir su intervención con el timbre que marca el final de la clase (y mi incorporación a otro grupo), sólo he podido decirle que me alegro de que se haya dado cuenta y le he dado las gracias porque hoy parece que por primera vez me ha escuchado las explicaciones.
Entiendo que esta respuesta tan poco ortodoxa por mi parte haya motivado la solicitud de información por parte de la familia.
Estarán de acuerdo conmigo en que “no me entero de nada” no es una pregunta, o al menos una pregunta de fácil respuesta. Estarán de acuerdo que en realidad “no me entero de nada” no es una duda al respecto de lo visto en clase, eso es algo parecido a: “empieza de nuevo a explicar todo lo que hemos visto desde el comienzo del curso, hace de eso 5 meses”, “repite todas las clases de nuevo, que voy a empezar a atenderte”…
Estarán de acuerdo igualmente conmigo en que “no me entero de nada”, no es una duda, es LA DUDA, es la gran duda, es la madre de todas las dudas.
Insistimos a los alumnos desde clase (desde casa deben hacer lo mismo) que “no me entero de nada” no es una pregunta: es una manifestación, es la constatación que desde el comienzo del curso el alumno no ha tenido ningún interés en la asignatura (que posiblemente le resulte difícil) y ahora que le está viendo las “orejas al toro”, se da cuenta del profundo bloqueo que sufre como consecuencia de la desconexión durante tantas sesiones de clase.
Por lo anterior, el “no me entero de nada” de su hija, es una buena noticia: se ha dado cuenta de lo mal que lo ha hecho hasta el momento y marca el inicio de la preocupación del alumno a la vista de los malos resultados que se avecinan.
El “no me entero de nada” es la abreviatura actual del :“no he atendido nada hasta ahora”, “no he estado realizando las tareas encomendadas hasta ahora”, “no me he preocupado por solucionar mis dudas iniciales… con lo que a estas alturas del curso soy un mar de dudas”…
Las preguntas que el profesor puede resolver en clase son acerca de dudas concretas: ella le puede confirmar que diariamente se resuelven un número muy importante de dudas de los alumnos a lo largo de la clase al respecto de: alguna fórmula, la resolución de una ecuación, un cambio de unidades, un dato que no ha quedado claro, un conocimiento que hace tiempo que se impartió, un resultado numérico que no coincide con el que obtiene un determinado alumno… infinidades de dudas se resuelven diariamente, pero todas tienen un denominador común: son preguntas concretas a un proceso concreto.
Esto sólo es posible cuando la asignatura se lleva al día. Si no seguimos la asignatura, si no la llevamos al día, el alumno no sabe ni qué preguntar, no sabe dónde está la duda y aparece el “no me entero de nada”.
Comprenderá y estará posiblemente de acuerdo conmigo en que el profesor no puede repetir todas las clases dadas hasta el momento presente para solucionar el “no me entero de nada” de su hija a estas alturas del curso.
Por mi experiencia, si el alumno cuando llega a esta situación, no pone de su parte lo necesario corremos el peligro de que pase a la siguiente fase: la fase del “no puedo”.
Cuando llega el momento del “no me entero de nada” el alumno tiene que empezar por el principio: mirar la primera página del cuaderno y tomar nota de la primera duda que se encuentra y preguntarla; una vez resuelta seguir avanzando en el cuaderno hasta que encuentre la siguiente duda y preguntarla y vuelta a empezar.
El problema es que mientras el alumno que no se entera de nada está con esta dinámica de los cinco meses anteriores, la clase sigue avanzando; por ello tiene que hacer un esfuerzo doble: intentar sumarse a lo que se está dando en este momento e ir solucionando las lagunas anteriores. Esto no es sencillo y supone un esfuerzo adicional que espero que su hija esté dispuesta a acometer y ustedes comprender.
En cualquier caso, si tenemos en cuenta que han pasado 5 meses, a tres horas semanales lectivas y otras tres como mínimo de trabajo en casa (que posiblemente le dedique un alumno que obtenga resultados razonablemente positivos), a 4 semanas por mes, tenemos que: (3+3)·4·5=120 horas que su hija ha tenido libres hasta ahora, con lo que es de justicia que las recupere en lo que queda del curso si desea obtener los mismos resultados que los alumnos que no las han tenido libres y que por ello tienen resultados positivos.
Para no llegar a esta situación, los alumnos saben desde que eran pequeñitos que el modo de proceder sobre todo en estas asignaturas: matemáticas, física y química es atender en clase y tomar nota de todo lo que se dice (de todo lo que se pone en la pizarra) en la libreta, realizar las tareas encomendadas para el día siguiente consultando lo que se ha anotado en la libreta a tal fin, memorizando fórmulas y procesos (o al menos anotarlas en una hoja resumen-chuleta, siempre a mano para su consulta).
Estas tareas que se encomiendan para el día siguiente, no tienen por qué estar hechas perfectamente: posiblemente se aprenda más cuando se han realizado con errores que el alumno detecta cuando se corrigen en la pizarra. No hacer esto cada día supone un atragantamiento de la asignatura en el que se puede llegar al punto “no me entero de nada”.
La manera de superar esta situación es empezar de nuevo, aumentar el nivel de atención en clase, tomar nota de todo y aumentar el trabajo en casa, centrándose en los procesos y fórmulas que se siguen utilizando, sin agobios y sin el “no puedo”; pero sobre todo asumiendo con responsabilidad y sacrificio personal que las horas libres que ha tenido (120 en el caso de su hija) tendrá que recuperarlas, bien con trabajo individual o realizando “el robo a mano armada” a la cartera de sus padres a través de clases de refuerzo.
El alumno que no lleva la asignatura al día pierde la oportunidad de preguntar la duda que lo tiene bloqueado, ya que sencillamente todo son dudas.
Debemos tener en cuenta que todo lo que se pregunta en las pruebas ha sido visto en clase, varias veces posiblemente. Superar la asignatura está al alcance de todos, de hecho le aseguro que es frecuente que las tres cuartas partes de la clase supere la asignatura. Unos lo hacen con más nota que otros, como es normal, ya que esto depende de las propias capacidades y limitaciones.
Las capacidades y limitaciones a las que me refiero son la capacidad de trabajar, interés por la asignatura, capacidad de sacrificio y esfuerzo por obtener resultados positivos, la capacidad de comprometerse en su labor. Por limitaciones se entiende la ausencia de lo anterior.
Entiendo que su hija debe animarse y trabajar más en casa y atender más y mejor en clase, sin desánimos. Y sobre todo, reconocer que el esfuerzo adicional y las angustias por las que necesariamente tendrá que pasar son consecuencia de su falta de atención y trabajo hasta el momento.
Con esto último además se prepara para la vida futura, en la que sabemos tanto usted como yo que hay que planificarse bien el tiempo y que no se encuentra éxito normalmente sin esfuerzo y trabajo.
Me atrevería a decir que muy posiblemente supere la asignatura a final de curso, incluso con buena nota si a partir de este momento trabaja los contenidos que estamos viendo y que quedan por ver tal y como hemos comentado (3 horas lectivas semanales y otras 3 de trabajo en casa) y si los contenidos anteriores los trabaja con las 120 horas que le debe al Sistema Educativo, a la Consejería de Educación, al Ministerio de Educación y a ustedes, sus padres, a partes iguales.
Yo por mi parte estaré encantado de atender las dudas concretas de su hija en clase, tanto de los contenidos nuevos como de los anteriores.
Sólo me queda agradecer que se hayan puesto en contacto conmigo y haberme dado la oportunidad de comentar todo lo anterior. Debemos felicitarnos porque parece que su hija ya sabe lo que tiene que hacer para remediar sus problemas con la asignatura.
A su entera disposición en cualquier caso para cualquier otra aclaración que necesite y saludos cordiales.»
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